ENTREVISTA
Hola, somos de la editorial el Teide y tenemos como invitado especial a Hamlet. Vamos a hacerle unas preguntas acerca de la obra dónde es protagonista, que tanto éxito ha tenido durante estos años tanto en literatura como en el teatro. Con un argumento de tragedia, ira, traición, venganza…
Las preguntas están relacionadas con la obra en general, aunque principalmente con la muerte de su padre, la sombra y sus consecuencias.
Entrevistador: Alex Dávila y Xavi Gimeno
Entrevistado: Hamlet
-¿Cómo supiste quién era el espectro?
“Yo soy el alma de tu padre: destinada por cierto
tiempo a vagar de noche y aprisionada en fuego durante el día; hasta
que sus llamas purifiquen las culpas que cometí en el mundo. ¡Oh! Si
no me fuera vedado manifestar los secretos de la prisión que habito,
pudiera decirte cosas que la menor de ellas bastaría a despedazar tu
corazón, helar tu sangre juvenil, tus ojos, inflamados como estrellas,
saltar de sus órbitas; tus anudados cabellos, separarse, erizándose como
las púas del colérico espín. Pero estos eternos misterios no son para los
oídos humanos. Atiende, atiende, ¡ay! Atiende. Si tuviste amor a tu
tierno padre...”
-¿Cómo reaccionaste al ver por primera vez a la sombra?
“¡Ángeles y ministros de piedad, defendednos! Ya
seas alma dichosa o condenada visión, traigas contigo aura celestial o
ardores del infierno, sea malvada o benéfica intención la tuya en tal
forma te me presentas, que es necesario que yo te hable. Sí, te he de
hablar... Hamlet, mi Rey, mi Padre, Soberano de Dinamarca... ¡Oh,
respóndeme, no me atormentes con la duda! Dime, ¿por qué tus
venerables huesos, ya sepultados, han roto su vestidura fúnebre? ¿Por
qué el sepulcro donde te dimos urna pacífica te ha echado de sí,
abriendo sus senos que cerraban pesados mármoles? ¿Cuál puede ser la
causa de que tu difunto cuerpo, del todo armado, vuelva otra vez a verlos rayos pálidos de la luna, añadiendo a la noche horror? ¿Y que
nosotros, ignorantes y débiles por naturaleza, padezcamos agitación
espantosa con ideas que exceden a los alcances de nuestra razón? Di,
¿por qué es esto? ¿Por qué?, o ¿qué debemos hacer nosotros?”
-¿Qué te dice la sombra que prometas?
LA SOMBRA.- No me compadezcas: presta sólo atentos oídos a lo
que voy a revelarte.
HAMLET.- Habla, yo te prometo atención.
LA SOMBRA.- Luego que me oigas, prometerás venganza.
-¿Hamlet piensa que la sombra se le volverá a aparecer?
HAMLET.- Quiero ir esta noche con vosotros al puesto, por si acaso
vuelve.
HORACIO.- ¡Oh! Sí volverá, yo os lo aseguro.
HAMLET.- Si él se me presenta en la figura de mi noble padre yo le
hablaré aunque el infierno mismo abriendo sus entrañas me impusiera
silencio. Yo os pido a todos que así como hasta ahora habéis callado a
los demás, lo que visteis, de hoy en adelante lo ocultéis con el mayor
sigilo; y sea cual fuere el suceso de esta noche, fiadlo al pensamiento,
pero no a la lengua; y yo sabré remunerar vuestro celo. Dios os guarde, amigos. Entre once y doce iré a buscaros a la muralla.
-¿Cuándo se te apareció la sombra que pensó el rey de ti, notó que sabias la verdad?
CLAUDIO.- Bienvenido , Guillermo, y tú también querido
Ricardo. Además de lo mucho que se me dilataba el veros, la necesidad
que tengo de vosotros me ha determinado a solicitar vuestra venida.
Algo habéis oído ya de la transformación de Hamlet. Así puedo
llamarla, puesto que ni en lo interior, ni en lo exterior se parece nada al
que antes era; ni llego a imaginar que otra causa haya podido privarle
así de la razón, si ya no es la muerte de su padre. Yo os ruego a
entrambos, pues desde la primera infancia os habéis criado con él, y
existe entre vosotros aquella intimidad nacida de la igualdad en los años
y en el genio, que tengáis a bien deteneros en mi corte algunos días.
Acaso el trato vuestro restablecerá su alegría, y aprovechando las
ocasiones que se presenten, ved cual sea la ignorada aflicción que así le
consume para que descubriéndola, procuremos su alivio.
-¿Alguna vez te habías planteado matar al rey o a Polonio?
Claro, la sombra de mi padre me hizo reconocer que Claudio y Polonio traicionaron a mi padre. Por tanto me dijo que me vengara por su parte.
-¿Cómo fue la muerte de Polonio?
POLONIO.- Socorro pide... ¡Oh!..
HAMLET.- ¿Qué es esto?... ¿Un ratón? Murió... Un ducado a
que ya está muerto.
POLONIO.- ¡Ay de mí!
GERTRUDIS.- ¿Qué has hecho?
HAMLET.- Nada... ¿Qué sé yo?.. ¿Si sería el Rey?
GERTRUDIS.- ¡Qué acción tan precipitada y sangrienta!
HAMLET.- Es verdad, madre mía, acción sangrienta y casi tan
horrible como la de matar a un Rey y casarse después con su hermano.
-¿Qué pensó el rey Claudio después de la muerte de Polonio?
CLAUDIO.- ¡Funesto accidente! Lo mismo hubiera hecho conmigo
si hubiera estado allí. Ese desenfreno insolente amenaza a todos: a mí, a
ti misma, a todos en fin. ¡Oh!.. ¿Y cómo disculparemos una acción tan
sangrienta? Nos la imputarán sin duda a nosotros, porque nuestra
autoridad debería haber reprimido a ese joven loco, poniéndole en
paraje donde a nadie pudiera ofender. Pero el excesivo amor que le
tenemos nos ha impedido hacer lo que más convenía; bien así como el
que padece una enfermedad vergonzosa, que por no declararla,
consiente primero que le devore la substancia vital. ¿Y a dónde ha ido?
GERTRUDIS.- A retirar de allí el difunto cuerpo, y en medio de su
locura, llora el error que ha cometido. Así el oro (149) manifiesta su
pureza; aunque mezclado, tal vez, con metales viles.
-¿Gertrudis en un principio podía ver y oír a la sombra?
GERTRUDIS.- ¿A quién dices eso?
HAMLET.- ¿No veis nada allí?
GERTRUDIS.- Nada, y veo todo lo que hay.
HAMLET.- ¿Ni oísteis nada tampoco?
GERTRUDIS.- Nada más que lo que nosotros hablamos.
HAMLET.- Mirad allí... ¿Le veis?... Ahora se va... Mi padre..., con
el traje mismo que se vestía. ¿Veis por donde va?... Ahora llega al
pórtico.
GERTRUDIS.- Todo es efecto de la fantasía. El desorden que
padece tu espíritu produce confusiones vanas.
-¿Qué dijiste para despedirte de Ofelia?
Hamlet: “Vete a un convento. Adiós. Pero... escucha: si tienes necesidad de casarte, cásate con un tonto, porque los hombres avisados saben muy bien que vosotras los convertís en fieras... Al convento y pronto. Adiós
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